Ayer, mientras leía el periódico tuve una mezca de emociones de esas que se supone que los hombres no solemos tener. Normalmente, son las chicas las capaces de estar contentas, enfadadas y nerviosas, todo a la vez… nosotros solemos ser más básicos.
Sin embargo, al leer las declaraciones del ministro Montoro tuve una mezcla de enfado, hilaridad, indignación y asombro. Os cuento.
Según el ministro (con minúsculas a propósito) la recaudación del IVA en septiembre aumentó un 11’9% y el del IRPF un 2’9%. Aunque no lo dijo, dejó entrever que el aumento de recaudación era una buena señal, como si se tratara del principio del fin de la crisis.
Tal vez habrá gente que escuchará las cifras y verá la cara de autosuficiencia y satisfacción del ministro (que sólo le faltó en la comparecencia el alargar el cuello y lamerse su propio culo), pero yo no me lo trago.
En primer lugar, la recaudación del IVA no correspondía a septiembre. Excepto las grandísimas empresas, que declaran IVA mensualmente, el resto lo declaran de forma trimestral, es decir por julio, agosto y septiembre. En segundo lugar, septiembre es uno de esos meses en los que hay que hacer acopio OBLIGATORIO de libros y material escolar, cosa que impulsa un gasto del que no es posible escapar y, para terminar, mucha gente ha adelantado compras (y muchas empresas facturas) para no comerse la subida del IVA.
¿Conclusión? Me apuesto una cena con quien quiera a que la recaudación de IVA del próximo trimestre no será tan anunciada con bombo y platillo ya que bajará. Y no sólo bajará, sino que, además, iniciará una senda de pronunciado descenso.
Por otro lado, nos hablan de la subida en la recaudación por IRPF. Esto si que es bueno. Resulta que el desempleo no para de aumentar y, sin embargo, ¿la recaudación por IRPF aumenta? Es algo así como decir que, tras meses de sequía, los pantanos están cada vez más llenos.
En fin, que el menistro Montoro es un “buen” cínico pero un pésimo humorista pues sólo se ríe él con sus chistes. Será porque cada día que pasa en el cargo la estupidez vence a la razón